Incontinencia
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La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina y puede afectar la calidad de vida física, emocional y social de muchas mujeres. Aunque no siempre se habla de ello, es una afección muy común, sobre todo en etapas como el postparto o la menopausia. Generalmente está relacionada con un suelo pélvico debilitado, lo que impide que la vejiga y los esfínteres funcionen correctamente.
Existen distintos tipos de incontinencia urinaria, y es importante identificarlos para poder tratarlos de forma adecuada:
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Incontinencia de esfuerzo: Aparece al realizar actividades que aumentan la presión abdominal como toser, reír, estornudar o levantar peso. Es una de las más frecuentes en mujeres, sobre todo tras el embarazo.
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Incontinencia de urgencia: Se manifiesta como una necesidad repentina e intensa de orinar, seguida por una pérdida que no se puede evitar. Puede estar asociada a una vejiga hiperactiva.
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Incontinencia mixta: Combina síntomas de la incontinencia de esfuerzo y de urgencia.
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Incontinencia por rebosamiento: Menos común en mujeres, ocurre cuando la vejiga no se vacía completamente y se produce un goteo constante.
Las causas de la incontinencia urinaria en mujeres pueden variar según el tipo y la etapa de la vida en la que te encuentres. A menudo, está relacionada con factores hormonales, físicos o musculares que afectan el correcto funcionamiento de la vejiga y su control.
Algunas de las causas más comunes incluyen:
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Debilidad del suelo pélvico: Es una de las principales razones en mujeres. El embarazo, el parto, el envejecimiento o la falta de ejercicio específico pueden debilitar esta musculatura, provocando escapes involuntarios al realizar esfuerzos mínimos como reír o toser.
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Cambios hormonales: Durante la menopausia, la disminución de estrógenos puede afectar los tejidos de la vejiga y la uretra, disminuyendo su tono y elasticidad.
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Daño neurológico: Enfermedades como la diabetes, la esclerosis múltiple o lesiones en la médula espinal pueden interferir con la comunicación entre el cerebro y la vejiga.
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Infecciones urinarias: Pueden irritar la vejiga y generar urgencia urinaria, incluso en mujeres jóvenes.
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Efectos secundarios de medicamentos: Algunos fármacos para la presión arterial, los diuréticos o los antidepresivos pueden alterar el control vesical.
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Obstrucciones o alteraciones anatómicas: Aunque menos frecuente en mujeres, la presencia de prolapsos o alteraciones en el suelo pélvico pueden afectar el vaciado normal de la vejiga y causar escapes.
El tratamiento de la incontinencia urinaria depende del tipo y la causa, pero en la mayoría de los casos puede abordarse de manera efectiva, segura y no invasiva. El objetivo es fortalecer la musculatura del suelo pélvico, mejorar el control vesical y recuperar la calidad de vida. Algunas de las opciones más recomendadas son:
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Ejercicios de Kegel: Consisten en contraer y relajar los músculos del suelo pélvico, como si intentaras detener el flujo de orina. Son sencillos de realizar, discretos y muy eficaces si se practican de forma constante y con buena técnica.
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Gimnasia abdominal hipopresiva: Ideal para tonificar la faja abdominal profunda y reducir la presión sobre el suelo pélvico. Es especialmente útil en el postparto o en mujeres con debilidad pélvica y prolapso.
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Fisioterapia del suelo pélvico: Un fisioterapeuta especializado puede valorar tu caso de forma individual y aplicar técnicas como terapia manual, biofeedback o electroestimulación. En nuestro centro, además, utilizamos ecografía funcional con el Ecógrafo Vinno E10P, que nos permite visualizar en tiempo real la activación de tu musculatura y adaptar el tratamiento con mayor precisión desde el primer día.
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